El fotógrafo, al pie, se sitúa bajo la estela estriada de los rayos, que caen como un haz de filamentos que se hubieran abierto paso a través de un cielo de nubes rojizas, brecha de la que queda una huella esplendente en el centro, hasta hacer nadar sobre un mar de mármol una flota de canoas de esparto, que van tejiendo su quilla a babor y estribor a medida que surcan. La suela capitana, pero también todas las demás, parece como si se estuvieran imprimiendo, en el instante de realizar la fotografía, en una impresora 3-D. Como si fueran cogiendo volumen, dibujándose, cosiéndose, en ese momento. Pero también podrían ser figuras del telar que sujeta un gran teatro de marionetas de hilo. Caminar sobre aguas calizas.
Fotografía: Justo Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
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