La fotógrafa, buscando una óptica, se encuentra con esa celosía de miradas, adelgazadas en el esqueleto de su gafa, metálica o de carey, montadas en el puente del entrecejo maniquí; o enmarcadas, como la de la figura expuesta en su centro, ilustración de los tiempos enciclopédicos y los tratados anatómicos. Unos ojos que muestran curiosidad filosófica. Un poco desorbitados y azules, en el medio de una atmósfera roja y naranja, como de gabinete de estudio. Del libro. La cabeza de la derecha mirada de reojo y es un figurín del cómic de línea clara, tipo Dick Tracy, mientras que la de la derecha es una cabeza algo punk y sonríe a la cámara. Nadie mira graduado. Hay en las gafas un hueco o un cristal, ciego, que espejea.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sanchez
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