La fotógrafa, frente al escaparate, registra el catálogo de oportunidades recién descargado de la furgoneta cuya puerta se refleja al fondo y expuesto seguidamente para el público. Y hace clic con mucho cuidado no repercuta en el género, tan frágil, y se agriete o se haga añicos. Porque se puede romper con sólo mirarlo. Las oportunidades son así, todas de cristal. Siempre. Hay que manejarlas con mucho cuidado, pues trasparentan sus ventajas, la oportunidad que anuncian, pero se pueden malograr al intentar conseguirlas. Tienen un atractivo cristalino, que adopta formas distintas, de oportunidad, de juego completo de vajilla de cristal. Y también parece la muestra la sección de vidrio para interpretar un concierto de cien copas.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
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