El fotógrafo, ¡Hale-hop!, capta el momentazo del número estelar: suspensión libre a un metro sobre el suelo de jugador en posición de disparo a puerta; sostenido, apenas rozado, con la gracilidad con la que se sujeta un globo, como Chaplin elevando el globo terráqueo. Realmente, el mago manomanista –el balonmano es una disciplina consistente en un juego de manos, literalmente-, suele realizar este número con el dedo índice de su mano izquierda, ¡el más difícil todavía!, pero en la fotografía se ve que lo tiene lesionado. El número, que se realiza sobre la marcha, como la fotografía, maravilla a propios y a extraños. Pues su principal arte de magia consiste en que mago y asistente pertenecen a equipos contrarios.
Fotografía: Justo Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez