La fotógrafa, a la salida de un mercado, se cruza con Papá Noel, que no sólo aparece amable y solícito, como suele, como va en el cargo, sino perfectamente encuadrado. Sabiéndose un llamativo punto en rojo y negro, se sitúa sobre un fondo claro, incluso bañado por la luz, que entra a chorro. Desde el centro geométrico en que está plantado, compone a la perfección con cuadrículas, escaleras, vigas, barandillas y paredes. De hecho, actúa como guardia de la circulación entre toda la compleja y rica delineación, señalando la salida. Es un Papa Noel híbrido. Se le ve conectado por un cable a una salida de enchufe y lleva, por si falla ésta, una batería verde a pilas. Añádase la combustión interna a base de espíritu navideño diesel.
Texto: Bernardo Sánchez
Imagen: Teresa Rodríguez