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Tablas

La fotógrafa, en un plano picado, hace atestado de la larga sobremesa, aprovechando que el sol, declinando por un lado del damero, provoca la réplica de las cosas. Cae la tarde. Y la partida –conversaciones, miradas, viandas– ha quedado en tablas. Lo que no se ve, ha sido comido. Copas frente a vasos, resilientes, permanecen detenidos en sus casillas. Junto a las sombras de las figuras, repujadas por los reflejos, se ven migas, servilletas, posos y huellas del vino, restos desprendidos de las jugadas. Y disperso, un botín de piezas emblemáticas y de atributos –gafas, sacacorchos, móviles– que cuando se ensamblan componen un retrato y una urbe. Con la plaza, la torre y el corazón en la cafetera. La reina del tablero.

Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez

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