El fotógrafo, frente a la cuadrícula, podría encontrarse situado enfrente o sobre ella, en picado, lo que supondría que el espacio pasara de ser un taquillero a ser un tablero, o incluso una versión de una ficha de dominó o hasta de un calendario de adviento. Es la calle de luz que entra por la izquierda de la fotografía al modo de una de esas cuñas luminosas que atravesaban en diagonal los fotogramas del cine en blanco y negro de los años cuarenta, es esa estela la que marca la delineación. El azul de las etiquetas de las llaves, especialmente la número 47, altera los grises; y su sombra, proyectada por efecto de la banda de luz sobre la superficie, las convierte en minúsculos banderines, o escudos. Es una foto para irla abriendo.
Fotografía: Justo Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
Los comentarios están cerrados, pero los trackbacks y pingbacks están abiertos.