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Neptuno

La fotógrafa, en la orilla del final del verano, sorprende a Neptuno peritando el oleaje y los niveles de ímpetu que le quedan a la marea en los últimos días de agosto, tras la natación de los bañistas y la incisión de las tablas de surf. Tras las oquedades del buceo y el centrifugado de las algas. Neptuno, a la hora en la que el sol se oculta por el horizonte de su reino, sale a comprobar la calidad de la arena batida y a inspeccionar el contorno de sus dominios, como si fuera su propio socorrista. A recoger piedras de formas caprichosas que pasarán a engastar la corona de la próxima temporada estival. Es el rey, pero al ser la infancia la edad del verano y del juego con las olas, es privilegio de su monarca el retornarse principito.

Fotografía: Teresa Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

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