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Domingo por la mañana

La fotógrafa, en el Whitney, en un momento de silencio y vacío en la sala, capta este conato de danza; lo que podría ser el inicio de un paso a dos entre la visitante y el vigilante, enfrente y al lado del cuadro de Hopper Domingo por la mañana temprano. Como hoy. La luz clara de la sala y el sosiego, en paralelo a la luz de amanecida que perfila el interior del lienzo, su calle y su fachada, y la ausencia de viandantes, esa continuidad entre escenarios calmos, provoca el impulso de arrancar una danza que la imagen muestra a su comienzo: el acuerdo tácito entre ambas figuras. El vigilante le dará paso a la visitante y ella iniciará el primer movimiento en esta posición de ballet para acabar ingresando en la mañana del cuadro.

Fotografía: Teresa Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

 

 

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