La fotógrafa, internada en el globo ocular de la escalera, ajusta el diafragma de su cámara con el diafragma que delinea el caracol. El ojo de un aparato fotográfico detecta la diversidad de ojos que miran a nuestro alrededor, y en cuyo interior circulamos, y a través de los cuales vemos y fugamos la mirada. Si uno de ellos se cerrara, se cegaría el circuito que nos conduce de un punto a otro de nuestro entramado interno. La fotografía se solidariza con los otros ojos abiertos. Y se encuentran. Sin recelo. Y se sostienen sin parpadear. Quien lea el periódico por el final, se encontrará hoy con un hueco que le invitará a atravesar no sólo las noticias del día anterior, sino todo el tiempo en que se encapsulan. Mirar hacia adentro.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
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