El fotógrafo, atónito, abarca los dos vanos que se abren en el paño de pared. Y duda por cuál de ellos entrar o asomarse. Comunican, a su vez, con dos puertas, de casa y balcón, respectivamente, que quizá al otro lado forman parte de un edificio paralelo o mental, con distintas temperaturas de color, uno cálido y otro frío, e iluminados con distinta luz, la interior eléctrica y la exterior natural. Pero ¿interior?, ¿exterior? No está claro. Puede que, aunque sólo sea pensándolo, si atraviesas la puerta de la izquierda acabes asomándote al balcón de la derecha. Y te veas a ti mismo, contemplando el frontis, y pensando cuál de los vanos está pintado y cuál no, y si se apagará antes la bombilla de uno o caerá el telón sobre el otro.
Fotografía: Justo Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
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