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Mecánica de la alegría

El fotógrafo, de feria en feria, da con la atracción de la alegría, y con su maquinaria: un brazo articulado que agita la plataforma y hace girar en noria los jaulones de la risa, de la emoción y del grito. Es como el brazo de un gigante que proporciona a grandes y a pequeños unos minutos de vertiginosa felicidad: la de ascender y descender, con el corazón en la boca, trazando un círculo invisible en el cielo, como unas manillas de reloj loco. Si estás unos segundos contemplando la fotografía, parecería que la propia imagen podría comenzar, en cualquier momento, a girar sobre la plana del periódico, mientras el luminoso arrancaría a brillar. La alegría es un motor de estas características. Se puede decir más claro, pero no más alto.

Fotografía: Justo Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

 

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