Saltar al contenido

Cine-Club

La fotógrafa, en la sesión de tarde, reencuadra el mosaico de pantallas superpuestas frente a ella. El blanco y negro destaca sobre el atardecer que avanza al mismo tiempo en el interior y en el exterior, caldeándolos con una tonalidad de “hora bruja”, ese resplandor que queda en suspensión cuando el foco del sol ya ha desaparecido, y que deja sobre los tejados un recuerdo ámbar. Mientras, la ventana de la televisión, única ventana habitada por una figura que parece estar mirando con cierto recelo la alfombra del salón, como si sospechara algo, anuncia la inmediata noche. Una noche bruñida en los grises metálicos y brillantes del cine mudo. De su gesto. Así, una vez más, el silencio contribuye a dar hueco y forma a la luz.

Fotografía: Teresa Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

Los comentarios están cerrados, pero los trackbacks y pingbacks están abiertos.