La fotógrafa se aposta en un punto de la banda. Infantiles contra alevines del atlhetic. Antes de que la cara de la moneda decida el sentido del juego. El capitán de los infantiles está, de hecho, todavía por desembalar. Mientras que el alevín posa, ufano, sobre un pódium de regalos: cajas de maquillaje, de muñecas, de marcos para retratos y una trolley. Todo un palmarés. La gran vitrina de trofeos. El clásico es que un equipo, de once o de uno (sin banquillo), compita contra sí mismo. Es el clásico de los clásicos: irresoluble. Y el resultado del partido es siempre un empate. Como no puede ser de otra manera. A no ser que resuelva el gato de la suerte. Un gato oriental. Sumo árbitro. Sin salir de un escaparate de Getxo.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez