La fotógrafa disparó en el instante justo en que una tanda de relámpagos culebreaba sobre el horizonte de la “FALTA”. Entre el 2 y el 6 de la pista, sobrepasando las líneas rojas. La perfecta colocación del objetivo desde la contracancha, frente a los cuadros de la señalización de la pared izquierda, permiten apreciar la escala del temporal, y su pantalla: un enorme vacío nublado, sin visos de despejar. Los relámpagos suenan como si Zeus diera en la chapa con sus rayos. La tarde ya ha dejado sobre el firme agua, hojas y una cenefa oscura. Es ahora un espejo resbaladizo y agrietado, y los relámpagos siguen serpenteando bajo el subsuelo de la cancha. De resultas, se suspendió la elección del material y se cancelaron todos los vuelos.
Fotografía: Teresa Rodríguez – Texto: Bernardo Sánchez