La fotógrafa, resintonizando canales, capta esta carta de ajuste con el tiempo. Cuando la tele en España era más que un club: una nueva forma de parroquia, de casino, de cinema, de corral de comedias. Retransmitidas. “Que voy a transmitir”, avisaba Lolita Garrido. Cuando la España, hoy vacía, se llenaba fácil, con una cadena y media: la Primera y el UHF, donde se cogía. Sólo donde llegaba la señal del famoso repetidor. Todo dentro de un orden. En blanco y negro. Y sobre asientos corridos. En domingo de misa por la mañana y variedades televisadas por la tarde. Hoy, su puerta de madera, alta y barnizada, encajada en una pared amarillo albero, parece la entrada a un coso clausurado, bajo la divisa de la antigua Televisión.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez