La fotógrafa, sensible a las frases sueltas, subraya esta declaración, o recordatorio, o rúbrica amorosa. No se puede decir ni más alto ni mejor, con esa coma súper bien colocada, de nota, que marca una pausa dramática entre el te quiero y el Panoli, reforzando, así, la alusión directa e inequívoca al destinatario o destinataria del mensaje. Para que se entere. Por no hablar de lo acertado de Panoli, que aquí igual puede ser un adjetivo calificativo o un nombre propio. La fotografía ha compuesto una singular tricolor del amor, en la que el te quiero, caligrafiado con la urgencia del spray en su franja azul, es el lema. Ahora, como se aprecia en su franja hueso, la pelota se halla en suspenso, a la espera de que Panoli la recoja.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez