La fotógrafa, deambulando por palacio, se detiene en su salón principal. El resultado es una suerte de fotografía de gabinete, compuesta por varios marcos: el de la chimenea, el de la franja que fuga al pasillo y el de la sección del reloj. Más la figura sedente, que custodia y refuerza la fijeza de la escena. En la actualidad, la boca de la chimenea parece una gran televisión apagada. Podríamos pasar al otro lado de su oscuridad, como podríamos atravesar la esfera del reloj. La mujer de los auriculares hace las funciones de portera de ese umbral. El sonido del cuadro, de sus horas encapsuladas, sólo puede escucharse a través de los cascos. Como repetía el ujier de Palacio al final de la película Patrimonio nacional: end of the saga.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
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