La fotógrafa, en la colada, localiza la maquinaria de la erupción en un momento de descanso, entre fajanas, y en una carretera perdida. Quizá acaba de repostar combustible y pirotecnia en alguna estación regional del centro de la tierra. Su continente es un trampantojo en technicolor y cinemascope, tipo póster de Al este de Java, o como un cromo del álbum Secretos de la vida, que llevaba en portada una ilustración con un volcán candente y se leía al pie: “La lava fluye sobre la tierra”. El convoy parece el camión de una atracción espectacular, de circo de fenómenos (de la naturaleza). “La fournaise”, se hace llamar la barraca; es decir: horno, hoguera, fuego vivo. Como esto, no va a la Feria, que decían las abuelas.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
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