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El Ministerio del Tiempo

El fotógrafo, haciendo una gestión (de última hora, claro), pasa por delante de su fachada. El tiempo nuevo, el que entrará de servicio se encuentra todavía en talleres. Le están ajustando la maquinaria y el ajuste entre sus unidades: los minutos y los segundos, que llegados a diciembre ya han dado muchas vueltas. Literalmente, ahora se produce un pequeño retraso, que luego se recupera; es un tiempo en blanco, como suspendido. Como si no pasara. Su hueco es la esfera perfecta, un óculo que, en su vaciado, nos mira de una forma extraña. Un año agota al propio tiempo y éste necesita reponer cientos de días a estrenar. El tiempo se fatigado y necesita recargar batería. Porque luego nos pasamos el año mirándolo y desgastándolo.

Fotografía: Justo Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

 

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