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Tú solo

El fotógrafo, atento a la pantalla del frontón, capta cómo el foco de luz de la tarde irrumpe con fuerza en la cancha, lanzado desde lo alto del rebote, o quizá también él mismo rebotado, como un rayo pintado del romanticismo, de los de la tormenta y el ímpetu, rebasando la cabeza del héroe, manomanista, que se apoya fatigado en la cota del 7 de la pared izquierda; e iluminando el verde umbrío del muro, alto, sin fin, hasta señalar, hasta hacernos ver, la frontera de la falta, con mayúsculas, ese límite inscrito a la altura del 4, que aquí aparece coronado por dos banderines, como una escarapela, casi como una divisa. Puede escucharse el jadeo del jugador en el pasa, y la voz jurada del rayo, sentenciando el final de la jugada.

Fotografía: Justo Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

 

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