El fotógrafo, en un periodo azul, encuadra este inicio de escena a través del cristal. El tono del coro, una luz cálida, una luz de madera clara, de pino, de Félix Reyes, una luz interior, contrasta con el azul exterior del marco, nocturno. Un grupo de seres tallados, estilizados y acompasados entra en la oficina por la derecha; se están presentando. Hasta que el interlocutor o interlocutores que se encuentran ocultos a la cámara en el hombro izquierdo les inviten a adelantarse y ocupar sus asientos, aún vacíos. Para conversar, o negociar. Vienen tal cual son, desnudos, sin papeles ni dispositivos. Sin rostro. Porque son todos los rostros. De ellos emana un resplandor en la zona intermedia. Y hay una planta que los recibe con algarabía.
Fotografía: Justo Rodríguez
Texto: Bernardo Sánchez
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