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Pedales

El fotógrafo, a los pies del sistema solar, descubre su pedaleo interno. Cualquiera de los planetas que forman su engranaje circula bajo sus andas gracias a esta tracción peatonal, que recuerda a la de los objetos de los dibujos animados que ruedan o giran a gran velocidad, viéndose sólo los pies o las manos que las motorizan en su núcleo. Como en un cartel de aquella película que se titulaba El mundo está loco, loco, loco. Pero parece que el universo, al menos en el instante de la fotografía, orbita a buen paso. Incluso a ritmo calmo. Ese detenimiento permite apreciar su aspecto de bola de bronce o de una fruta granada. El ojo de la cámara, por su lado, es otro exoplaneta. De otro sistema, aunque en buena medida también solar.

Fotografía: Justo Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

 

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