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Compañía

La fotógrafa, entre bastidores, enfila el tren de vestuario del elenco, secuenciado en la espalda del teatro, tras el último telón. Ahí aguardan, sostenidos por la osamenta de la percha, la piel de decenas de personajes, esperando a salir a escena. Permanecen en formación y silenciosos, pero en su forro interno llevan el texto, y en hilvanes las emociones. Y en los bolsillos la clave del drama. Luego, cuando sea el turno de cada uno de ellos, y se incorporen, el calor de unos focos y el de los ojos de los espectadores, que esperaban su aparición, hará que respiren por las costuras. Y entonces aflorarán los rostros y se escucharán las palabras. Y todo cobrará volumen. Y serán intérpretes. De una pieza. Es el gran desfile.

Fotografía: Teresa Rodríguez

Texto: Bernardo Sánchez

 

 

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